¿El retablo de la Catedral de Oviedo: Un canto al cristianismo en madera policromada?!

blog 2024-11-21 0Browse 0
¿El retablo de la Catedral de Oviedo: Un canto al cristianismo en madera policromada?!

El arte del siglo IX en España experimentó un auge sin precedentes, impulsado por el fervor religioso y la influencia carolingia. En este contexto vibrante, surge una obra maestra que encapsula la devoción y la maestría artesanal de la época: “El retablo de la Catedral de Oviedo”. Este conjunto escultórico, atribuido al taller del maestro Ubio, no solo adorna el ábside de la catedral, sino que también nos transporta a un mundo donde la fe se materializa en madera policromada.

La historia de este retablo es tan fascinante como la obra misma. Se cree que fue creado entre los años 830 y 840, durante el reinado de Alfonso II el Casto. Su ubicación original se debate entre la capilla del rey en la Catedral de Oviedo o el propio ábside. Independientemente de su origen, “El retablo” ha sobrevivido a siglos de cambios y transformaciones, convirtiéndose en un testimonio invaluable del arte asturiano.

Las escenas: Un viaje a través del tiempo bíblico

El retablo está compuesto por 17 paneles que narran escenas cruciales de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Estas historias se representan con una sencillez impactante, pero cargada de simbolismo y significado religioso.

  • La Creación: La primera escena nos presenta a Dios creando el mundo, un acto divino reflejado en la postura majestuosa del Creador. Los detalles, aunque rudimentarios, evocan la majestuosidad de la obra divina.
  • El Paraíso: Adán y Eva se muestran en un entorno idílico, rodeados de animales. La escena transmite la inocencia y armonía que caracterizaba el estado original de la humanidad.
Panel Escena Descripción
1 La Creación Dios crea el mundo a partir de la nada
2 El Paraíso Adán y Eva viven en armonía con la naturaleza
3 El Pecado Original La tentación de Eva por la serpiente y su posterior desobediencia
  • El Sacrificio de Abraham: Un momento crucial donde la fe se pone a prueba. Abraham, dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, simboliza la obediencia absoluta a Dios.
  • La Anunciación: El Ángel Gabriel anuncia a María que concebirá al Hijo de Dios. La escena captura la sorpresa y la veneración de la Virgen ante la noticia divina.

Técnicas y Estilos: Un vistazo a las herramientas del siglo IX

Ubio, o quienquiera que haya dirigido el taller responsable de este retablo, era un maestro en la utilización de la madera como lienzo. Las figuras, talladas con precisión, se caracterizan por su rigidez y frontalidad, una característica común en el arte del periodo asturiano.

Los colores vibrantes, aplicados sobre una capa de gesso, realzan la expresividad de las escenas. Rojo, azul, verde y dorado se combinan para crear un efecto mágico que transporta al espectador a un mundo espiritual. La técnica de estofado, que consiste en aplicar capas finas de pintura transparente, permite que el color brille con intensidad.

Interpretación y Significado: Más allá de la superficie

“El retablo de la Catedral de Oviedo” no es solo una obra de arte, sino también un vehículo de evangelización. La narrativa bíblica representada en los paneles busca transmitir las enseñanzas cristianas a un público que, en muchos casos, era analfabeto.

Cada escena, cuidadosamente seleccionada, cumple un rol dentro del conjunto. Desde la creación del mundo hasta el Juicio Final, el retablo relata la historia de la salvación humana a través de Cristo. La presencia constante de los evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) subraya la importancia de la palabra divina.

Un legado perdurable: La influencia del arte asturiano

“El retablo de la Catedral de Oviedo” ha dejado una huella indeleble en el desarrollo del arte español. Su estilo innovador y su mensaje religioso inspiraron a generaciones posteriores de artistas.

Hoy en día, este conjunto escultórico se conserva en la Catedral de Oviedo, convirtiéndose en un destino obligado para los amantes del arte y la historia. Al contemplar las figuras talladas y los colores vibrantes, uno no solo aprecia una obra maestra del siglo IX, sino que también conecta con la fe, la devoción y el espíritu humano que la inspiró.

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